Cuando sos una un niño/a, estás creciendo y no te das cuenta de que es un proceso, un aprendizaje contínuo con la vida, una relación tan intima como con la madre y la familia.
No llegamos a comprender los lazos tan fuertes que tenemos con ella, la responsabilidad y lo que le debemos cada instante. Ya que cuando somos niños/as, todo es un juego - lastimosamente esto va cambiando a lo largo de nuestro crecimiento - y es agradable descubrir lo que va cambiando en nosotros.
Cuando ya crecimos lo suficiente, lo básico para asimilar el juego, sabemos que algo buscamos, de un juego incosciente pasamos a un juego obligado. Ese juego que se trata de asumir el protagonismo y la responsabilidad que antes era solo un antojo.
Todos y todas pasamos por esto, algunos sin darse cuenta, otros con un desgaste.Asocio mucho el hecho de jugar con crecer, y el de crecer con creer.Cuando crecemos más allá del juego vamos incorporando las experiencias, victorias, combates perdidos, tristezas y felicidad todas en una misma bolsa.
Eso más tarde arma una creencia. La creencia de nuestras vidas, empezamos a reconocernos como lo que somos, empezamos a creer lo que queremos, y a querer lo que creemos.
El gran juego de la niñez, es luego la manera de creer en uno mismo, en los sueños, en la vida como una amiga, como una rival, como una meta...
En mi experiencia, de jugar pasé a crecer, a creer, porque inevitablemente mi juego favorito me definió, me marcó, me hizo creer en mí.Y de eso se trata la niñez, de ser solo una niña, un niño, la vida no te espera, sólo te da las oportunidades, nosotros debemos jugarlas un tiempo. Debemos creerlas más tarde.
Muchos dicen que no sirve mirar al pasado, y estoy de acuerdo con eso en cierto punto, en no caer en melancolías banas. Pero para saborear de la vida, podemos mirar atrás y recordar al niño/a que fuimos...sin rencores, como un juego, porque algo siempre somos en el presente que lo deseamos en el pasado, porque ahí todo comenzó.
Yo creí en mí, jugué a ser yo misma, jugué a soñar, y los sueños todavía son mi meta. Recuerdo a la niña que fui y disfruto saber que por más q crecí y dolió, hoy todavía juego a ser una niña, saboreo la vida con todo lo que tiene.
Este espacio se trata de eso, de plasmar aquellos juegos, aquellos sueños, y de creer y apostar a ellos.Y de a poco, como en el principio, paso de crecer a creer en mí, de vivir.